jueves, 24 de diciembre de 2009
Castellano bien llano
Sin duda, si lo que uno pretende es aprender a hablar un castellano bien llano, indefectiblemente tiene que venir a ciudades como Barcelona.
Ausencias
La falta de entusiasmo, la abulia vital y la total ausencia de pasión ya la tenían. Es verdad. Lo que trajimos los malditos inmigrantes a Cataluña, además de dinero de nuestros países, es educación, modales, un poco de humanidad y sonrisas. Uf, eso. Oro en polvo trajimos los inmigrantes. Como el que nos robaron hace varios siglos y quedó acá, aunque nadie sabe dónde fue a parar.
El revés de la trama
¿España educa a Latinoamérica? ¿Seguro? Yo lo veo al revés, ¿será que tomé el subte en sentido contrario?
Fachadas
Barcelona está sembrada de fachadas deslumbrantes. Una al lado de la otra, se suceden ad infinitum los frentes adornados, limpios, reacondicionados, remozados y restaurados. En realidad, la misma Barcelona es una hermosísima fachada.
Vale decir
—Vale.
—¿Para ustedes todo se reduce a un vale?
—¡Uy, qué rollo, tío!
—No podemos reflexionar sobre nada entonces...
—Pues vale, ¡ya está!
—¿Todo es vale? ¿Cuánto vale para ustedes el valioso vale?
—Venga, va.
—¿Qué?
—Ya vale, hombre...
—¿Todo vale entonces?
—Pues sí.
—¡Válgame Dios!
sábado, 21 de noviembre de 2009
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